Analizar la trata de personas con fines de explotación sexual desde una perspectiva feminista, implica contribuir a la comprensión de la dominación patriarcal y proxeneta que sujeta a las mujeres en situación de prostitución a la esclavitud sexual.
¿Por qué poner en un mismo enunciado a la trata de personas con fines de explotación sexual y a la prostitución?
La respuesta a esta pregunta es fundamental, ya que diferentes discursos contemporáneos las plantean como fenómenos aislados. Por un lado, se dice que la prostitución es un “trabajo sexual”, ejercido voluntariamente y que, incluso, empodera a las mujeres que lo ejercen; por otro lado, existe una postura que plantea que ambos fenómenos están imbricados, ya que, la trata de mujeres y niñas para la explotación sexual es la forma de abastecer la demanda globalizada de prostitución.
Al analizar los debates que separan a las mujeres entre víctimas de trata y “trabajadoras sexuales”, es claro que se beneficia al sistema proxeneta, ya que se invisibilizan las estructuras históricas de dominación y control sobre los cuerpos, sexualidad y vida de las mujeres. Se provoca una ceguera ante la violencia cotidiana y estructural; se deja de lado la articulación entre el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado; se deja de ver que las más afectadas en la globalización, el extractivismo y el despojo territorial, son las mujeres, y que, ante la barbarie, siempre hay una puerta abierta, la del sistema proxeneta disfrazado de “emprendimiento”, “agencia” y “empoderamiento”. El mercado ha penetrado todos los discursos y tejidos de la vida, ha desdibujado la historia y centrado todo en un “individuo” que parece estar bajo ningún tipo de dominación.
Fragmento del texto Prostitución y trata: la violencia contra las mujeres que le conviene al Estado de Ixchel Yglesias González Báez. Doctorante en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS-CDMX)
Autor: Hernán García Crespo
Suplemento La Jornada del Campo 189 – Patrimonio biocultural y territorios vivos
La/os integrantes de la Red de Patrimonio Biocultural de México dedicamos las contribuciones sobre “Biocultura y Territorios de Vida en México”, de este número de la Jornada del Campo, a nuestro querido amigo, maestro y colega Víctor Manuel Toledo Manzur, apasionado por la vida y de las ciencias para la vida.
Su sensibilidad polifónica y científica ha avanzado por los terrenos de la inter y la transdisciplinariedad, para abrirnos una diversidad de caminos que abarcan desde los conocimientos de los hombres y mujeres de campo, la visionaria propuesta teórica de la etnoecología, la crítica a la sustentabilidad insustancial, la memoria biocultural, la agroecología en su perspectiva radical, y el diálogo fructífero entre bioculturalidad, ecología política y metabolismo social.
Sus tempranas experiencias desde la UNAM, al frente de la dirección de la Reserva de Los Tuxtlas y el Proyecto etnobiológico del Uxpanapa, lo llevó a vivir y conocer de primera mano, la destrucción de las selvas de México y el desarraigo de pueblos enteros de sus territorios, en nombre de un supuesto desarrollo.
Pronto se percató de que para conservar la naturaleza, no se debían disociar los estudios de la biología y la ecología de la conservación, de la comprensión de los conocimientos, las prácticas y los procesos sociales mediante los cuales los pueblos indígenas y comunidades locales, han creado, conservado y utilizado al mismo tiempo, las selvas y bosques, desierto, lagos y ríos, desde miles de años atrás.
Sus excepcionales capacidades de asombro y síntesis, ante las otras maneras de entender la naturaleza, le conducen a elaborar la idea interdisciplinaria de la bioculturalidad, como la línea de pensamiento para la defensa y desarrollo de lo propio, donde los patrimonios bioculturales de los campesinos e indígenas se articulan en las luchas sociales para enfrentar al capital y al neoliberalismo depredador de regiones y pueblos enteros del planeta.
¡Cafetaleros libertad! No pensamos que en los tiempos de la 4T tendríamos que recurrir a viejas consignas como esta… pero hay que hacerlo. Cirio Ruíz, Crisanto Valiente, Minervo Cantor y Abraham Cabarl están injustamente presos y deben ser liberados ¡Cafetaleros libertad! Colectivo de La Jornada del Campo.
Libro “Los pueblos indígenas en el México de hoy”
En la historia de México los pueblos indígenas han padecido múltiples relaciones de subordinación, exclusión, marginación, pobreza y violación a sus derechos; y a pesar de su extendida presencia en el territorio nacional y del debate académico, político y legislativo sobre el tema en las últimas tres décadas, persiste un conocimiento insuficiente de su compleja realidad. Esta publicación pretende llenar tal vacío mediante un compendio de artículos publicados originalmente en el suplemento La Jornada del Campo, del periódico La Jornada. La mayoría trata de la situación actual y la perspectiva de los pueblos indígenas en la coyuntura nacional al inicio de la Cuarta Transformación.
Entre otros temas, se abordan los del indigenismo, el neoindigenismo, el pluralismo jurídico, el derecho a la consulta, el peritaje antropológico, la resistencia política y cultural, los proyectos de desarrollo, los derechos de los indígenas presos y las prácticas culturales. También se da cuenta de algunas de las principales problemáticas que enfrenta la población indígena de varias regiones del país en ámbitos como: salud, educación, alimentación, lenguas en riesgo, deterioro ecológico, seguridad y presencia del crimen organizado, desempleo, precarización laboral, violencia de género, despojo territorial y proyectos extractivistas.
Esta obra es de divulgación, difusión, sensibilización y también de propuestas de políticas públicas. Quienes participamos en el esfuerzo quisimos llegar a un público no especializado, pero sí interesado en apreciar la complejidad y diversidad de formas y mundos de vida de los pueblos indígenas en el momento histórico que hoy vive nuestro país.
De modo que las siguientes páginas son un exhorto y a la vez un llamado a la conciencia para construir aquí y ahora alternativas hacia una vida justa y digna con los pueblos indígenas de México.
Solidaridad económica
En esta época, existen voces autorizadas del campo mexicano, al afirmar que el sistema agroalimentario globalizado y convencional no está proporcionando una buena nutrición para la población rural/urbana, y está provocando la degradación socioambiental y la pérdida de agrobiodiversidad, por lo que se necesita una transformación/reconstrucción profunda para enfrentar los desafíos de la desnutrición, acceso a alimentos, pobreza alimentaria, que se han venido desbordando por el cambio climático. Existe una necesidad urgente de transitar a sistemas agroalimentarios más sostenibles para garantizar la producción de alimentos abundantes, saludables y accesibles para una creciente población humana urbanizada. Y en este caso, la agroecología como ciencia, movimiento social y un conjunto de prácticas aplicadas a los procesos ecológicos, económicos y sociales, puede contribuir a fortalecer las diferentes agriculturas (campesinas, indígenas y familiares), y con ello, garantizar la conservación del medio ambiente, mejorar la nutrición de las personas mediante la producción de alimentos diversificados, fortaleciendo la viabilidad económica rural a partir de circuitos cortos de comercialización y una producción de alimentos justa y segura, basados en principios de la economía social y solidaria.
A pesar de haberse vuelto mucho más visible en las últimas tres décadas, la agroecología tiene una larga historia en México. Sus significados, definiciones, interpretaciones y enfoques han venido evolucionado en el tiempo. En sus orígenes centró su atención en las técnicas agrícolas, la parcela, la unidad de producción familiar, para luego ir enfocando su visión en el territorio como producto de la interacción de la cultura y los agroecosistemas. Recientemente, los movimientos sociales territoriales proponen a la agroecología como alternativa al modelo agroindustrial, y así, transformar el sistema agroalimentario actual, a partir de alternativas locales.
Cultura comunitaria VS mercado capitalista
Propiedad colectiva
La tierra no es de nosotrxs, nosotrxs somos de la tierra, es uno de los conceptos de vida que comparten culturas distintas a la occidental alrededor del mundo, de ahí su fuerte vinculación con sus territorios y sus recursos naturales que sustenta sus sistemas sociales y saberes ancestrales. Una lógica que no sólo escapa a los postulados del capitalismo, sino que, además, los pone en entredicho.
La apropiación cultural y el extractivismo epistémico a manos de grandes empresas, principal, aunque no únicamente, les han generado amplias ganancias, pero más que eso, son formas eficaces para no cuestionar los “beneficios” del sistema de mercado al transformar los bienes intangibles en mercancías, colocando en circuitos mercantiles los sistemas de símbolos que también (y tan bien) domina la mercadotecnia, aunque no sean de su propiedad. De ahí que las luchas en torno a ello sean importantes en tres sentidos, cuando menos: como mecanismos estratégicos de defensa y, una vez más, de supervivencia; como reconocimiento de derechos colectivos, y como formas de respuesta y cuestionamiento a esta versión sutil pero avasallante del capitalismo.
En este tenor, se abordarán diferentes ámbitos relacionados con la violación/defensa de los derechos humanos, más concretamente los derechos colectivos y culturales. En su conglomerado textual, se abordan los procesos históricos de colonización; se discuten conceptos centrales como apropiación cultural, extractivismo epistémico, propiedad intelectual, entre otros; se analizan contextos internacionales como el brasileño, y locales como la meseta p’urhepecha, el totonacapan, el área maya, el valle Puebla-Tlaxcala y las montañas de Oaxaca; se indaga en las leyes y marcos jurídicos que tienden a proteger la propiedad intelectual colectiva, la defensa biocultural del territorio, y se brinda una mirada tan efectiva como crítica a los procesos de patrimonialización -en parámetros de la UNESCO- desde las y los propios portadores de las tradiciones culturales.
En particular, se indaga y socializa en los casos positivos de denuncia de los practicantes de la Ceremonia Ritual de los Voladores, frente a empresas (inter)nacionales, los cuales se articulan desde la propia experiencia de los pueblos indígenas, así como desde el acompañamiento jurídico antropológico de grupos externos (CHIMALLI), y desde las instituciones mediadoras que participaron. Además, se discutirán declaratorias internacionales y binacionales, así como la educación comunal, como herramientas para la defensa del patrimonio cultural inmaterial.
Por otro lado, se analizarán procesos en que los pueblos originarios y afrodescendientes resisten a extractivismos culturales y bioculturales, y la necesidad de éstos de activar defensa territorial desde las formas epistémicas propias. Con todo, este suplemento es un intento de abordar estas problemáticas -históricas pero que golpean en el presente- desde las praxis, de manera reflexiva y critica, para poder caminar hacia la visibilización tanto de las violencias y la defensa efectiva del patrimonio cultural inmaterial y biocultural, como de los marcos de derecho que los cobijan.
Libro “Revoluciones agroecológicas en México”
Los artículos que componen este libro fueron escritos previo a la crisis global por carestía e inflación energética y alimentaria, la cual motivó una campaña presidencial que refuerza los principios de la transición agroecológica presentes en programas públicos estratégicos como Producción para el Bienestar y Sembrando Vida. Con la crisis persistente a lo largo de 2022, se hace evidente la relevancia y pertinencia de estos programas y de los textos que aquí compilamos. Pandemia, guerra, inflación y carestía alimentaria hacen de Revoluciones agroecológicas en México un libro indispensable.
El presente volumen, el primero de la serie Libros del Campo, agrupa los artículos aparecidos en las entregas Transiciones agroecológicas y Revoluciones agroecológicas del suplemento La Jornada del Campo del diario La Jornada aparecidos el 21 de agosto de 2021 y el 18 de septiembre de 2021 respectivamente.
Cuenca Atoyac-Zahuapan / Entre la devastación y la esperanza
La Cuenca del Alto Atoyac se ubica entre los volcanes Popocatépetl, Iztaccíhuatl y Matlalcuéyetl (Malinche), esto permitió la formación de un gran humedal con una enorme biodiversidad en flora y fauna, y también diversidad de culturas. A partir de los años 60, con el proceso de descentralización industrial, se instalaron grandes industrias en la Cuenca que, con el trascurrir de las décadas y la imposición del neoliberalismo, generaron un trastocamiento socioambiental muy agresivo. Esta región se elige en buena medida porque al encontrarse al centro del país, permite a las industrias el acceso a las principales ciudades de toda la región, la conexión con el norte del país y hacia Estados Unidos, así como al Golfo y el Pacífico, facilitando la entrada de materias primas y la salida de productos. De acuerdo con el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas del INEGI (2020), en la Cuenca hay 26,586 industrias.
Históricamente, el discurso hegemónico para favorecer la industrialización es el del progreso, el cual supuestamente traería empleos y salarios suficientes para que una familia cubriera sus necesidades de educación, alimentación, salud y vivienda. A más de medio siglo de este proceso, no se alcanzó el progreso prometido, por el contrario, generó la sobre explotación del agua de la Cuenca, la contaminación de los ríos y con ello la desaparición de especies animales y vegetales. Con la contaminación industrial se provocó también un impacto muy grave en salud de las y los habitantes de las comunidades.
En este contexto, como parte de un proceso comunitario impulsado por la Pastoral Social de la Diócesis de Tlaxcala, en 2002 se constituyó el Centro Fray Julián Garcés, y en 2003 habitantes de diversas comunidades aledañas al río Atoyac formaron la Coordinadora por un Atoyac con Vida. A partir de entonces, en articulación con científicas y científicos de disitintas universidades, hemos impulsado diversos procesos autogestivos, de investigación académica, denuncia e incidencia para que se reconozca que la contaminación industrial tiene efectos negativos directos en la salud y la vida de quienes habitamos la Cuenca del Alto Atoyac y, en consecuencia, tiene también efectos graves sobre la economía de las familias, pues utilizan todos sus recursos económicos para intentar salvar la vida de sus familiares.
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El boxeo en números de Eduardo Lamazón
En el año de 2013 trabajé con el narrador, comentarista, historiador y enamorado del boxeo Eduardo Lamazón. Le ayudé en el diseño y la impresión de su libro “El boxeo en números. 150 años de historia”.
Además de las listas de mejores y peores boxeadores en el análisis de sus diferentes habilidades, los números históricos son apabullantes. ¿Qué boxeador ganó más peleas? ¿Quién logró el mayor número de nocauts? ¿Quiénes tuvieron los puños más poderosos? ¿Quiénes fueron los más resistentes al recibir castigo? ¿Quiénes fueron los más sucios sobre el ring? Esto y mucho más. Cosas tan extravagantes como la lista de campeones que murieron asesinados o una lista de peleas entre hermanos.
Un libro imprescindible para los amantes del boxeo y para cualquiera que desee leer una obra capaz de sorprender en cada página.
Eduardo Lamazón tiene una calidad humana excepcional. Ilustrado, amable y justo en su trato. Una maravilla haber trabajado en su proyecto.
Demanda Colectiva en defensa del maíz nativo
El suplemento La Jornada del Campo aborda en su edición 174 la histórica Demanda Colectiva en defensa del maíz nativo en México.
Las acciones colectivas entraron tarde a México, hasta 2012, mientras que en otras partes del mundo se desarrollaron desde hace 40 años, con su aplicación temprana en Estados Unidos, y durante los años 80 en Brasil y Colombia.
La reforma que incorporó las acciones colectivas en la Constitución Mexicana partió de la exigencia civil debido a la indefensión individual para la protección de derechos colectivos y difusos, con énfasis en materia de preservación del medioambiente y los derechos de personas usuarias y consumidoras.
Desde nuestra colectividad demandante contra el maíz Genéticamente Modificado (GM), aprovechamos esa coyuntura y en julio de 2013, 53 personas y 20 organizaciones campesinas, indígenas, académicas, científicas, artísticas, de consumo y gastronomía, interpusimos una demanda colectiva de acción difusa, solicitando NO una compensación económica, sino que los tribunales federales declaren que la liberación o siembra de maíces transgénicos afectará irreversiblemente la diversidad biológica de los maíces nativos de las generaciones actuales y futuras; así como los derechos a la alimentación y a la salud.
Para mantener esta lucha de largo aliento que lleva ya 8 años y medio, un elemento fundamental ha sido la medida precautoria concedida en septiembre de 2013, que impide la siembra comercial de maíz genéticamente modificado en México, centro de origen y diversificación constante del maíz, mientras el juicio continúe. Esto nos ha permitido evitar la contaminación de nuestros maíces nativos mientras se dirime el juicio. Esta ha sido una de las mayores victorias: la suspensión de permisos de siembra de maíz GM en todo el país.