Analizar la trata de personas con fines de explotación sexual desde una perspectiva feminista, implica contribuir a la comprensión de la dominación patriarcal y proxeneta que sujeta a las mujeres en situación de prostitución a la esclavitud sexual.
¿Por qué poner en un mismo enunciado a la trata de personas con fines de explotación sexual y a la prostitución?
La respuesta a esta pregunta es fundamental, ya que diferentes discursos contemporáneos las plantean como fenómenos aislados. Por un lado, se dice que la prostitución es un “trabajo sexual”, ejercido voluntariamente y que, incluso, empodera a las mujeres que lo ejercen; por otro lado, existe una postura que plantea que ambos fenómenos están imbricados, ya que, la trata de mujeres y niñas para la explotación sexual es la forma de abastecer la demanda globalizada de prostitución.
Al analizar los debates que separan a las mujeres entre víctimas de trata y “trabajadoras sexuales”, es claro que se beneficia al sistema proxeneta, ya que se invisibilizan las estructuras históricas de dominación y control sobre los cuerpos, sexualidad y vida de las mujeres. Se provoca una ceguera ante la violencia cotidiana y estructural; se deja de lado la articulación entre el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado; se deja de ver que las más afectadas en la globalización, el extractivismo y el despojo territorial, son las mujeres, y que, ante la barbarie, siempre hay una puerta abierta, la del sistema proxeneta disfrazado de “emprendimiento”, “agencia” y “empoderamiento”. El mercado ha penetrado todos los discursos y tejidos de la vida, ha desdibujado la historia y centrado todo en un “individuo” que parece estar bajo ningún tipo de dominación.
Fragmento del texto Prostitución y trata: la violencia contra las mujeres que le conviene al Estado de Ixchel Yglesias González Báez. Doctorante en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS-CDMX)
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El boxeo en números de Eduardo Lamazón
En el año de 2013 trabajé con el narrador, comentarista, historiador y enamorado del boxeo Eduardo Lamazón. Le ayudé en el diseño y la impresión de su libro “El boxeo en números. 150 años de historia”.
Además de las listas de mejores y peores boxeadores en el análisis de sus diferentes habilidades, los números históricos son apabullantes. ¿Qué boxeador ganó más peleas? ¿Quién logró el mayor número de nocauts? ¿Quiénes tuvieron los puños más poderosos? ¿Quiénes fueron los más resistentes al recibir castigo? ¿Quiénes fueron los más sucios sobre el ring? Esto y mucho más. Cosas tan extravagantes como la lista de campeones que murieron asesinados o una lista de peleas entre hermanos.
Un libro imprescindible para los amantes del boxeo y para cualquiera que desee leer una obra capaz de sorprender en cada página.
Eduardo Lamazón tiene una calidad humana excepcional. Ilustrado, amable y justo en su trato. Una maravilla haber trabajado en su proyecto.